jueves, 24 de enero de 2008

Mujeres del 36.

Documental sobre las mujeres que durante la República y la Guerra Civil lucharon para conseguir cambiar el papel de la mujer española en la sociedad. El testimonio de algunas de ellas de distintas ideologías -procedentes de ámbitos urbanos o de pequeños pueblos-, trabajadoras, campesinas o miembros de familias acomodadas, sirve para reconstruir la peripecia humana de estas mujeres, que hoy son ya octogenarias y, servir de muestra de la realidad que vivieron algunas de ellas en aquellos años. El documental pone especial énfasis en los aspectos referidos a su vida cotidiana, y da a conocer cómo era su actividad diaria, la relación con su medio social, con la familia, la escuela, el trabajo, los padres, los hombres...

En el documental Mujeres del 36 no se escucha ninguna voz masculina. Tampoco hay ningún narrador. Sólo las palabras de seis octogenarias que recuerdan lo que pasó en sus vidas durante los años de la II República y de la Guerra Civil.

«Se ha hablado mucho de la guerra, pero no se ha analizado lo que perdieron las mujeres en ella, no ya sólo desde el punto de vista del sufrimiento, sino también desde la perspectiva de la libertad. Durante la guerra, ellas ocuparon los puestos de responsabilidad de los hombres que estaban en el frente, y tocaron con los dedos de la mano una serie de derechos que después ha sido muy difícil volver a conquistar. Ahora, nos parece que son nuevos logros, pero aquellas mujeres ya habían disfrutado de esas libertades», apunta Llum Quiñonero, autora, junto a Ana Martínez, de este trabajo.

Para la realización del documental, han sido necesarios dos años de investigaciones y se han recuperado imágenes inéditas procedentes de archivos de todo el mundo. Las seis mujeres que fueron seleccionadas para contar la guerra en primera persona también proceden de distintos puntos de la geografía.

Una de ellas, Concha Liaño, regresó expresamente de Venezuela, 40 años después, para romper el silencio. «Para ellas, poder hablar ha sido un regalo, porque el silencio es la herida más grave. Y nosotros hemos recuperarado unas joyas de nuestra Historia», añade la guionista.

Todas son mujeres de izquierdas desde la infancia. A los siete años, Rosa Cremón encabezaba las manifestaciones anarquistas de la mano de su padre minero; el de Trini Gallego era guardia civil y anarquista; y el de Enriqueta Gallinat la llevaba a las reuniones políticas. Todas fueron conscientes de los cambios sociales desde la adolescencia.

La II República y los acontecimientos que precedieron a la guerra no se han borrado de sus memorias. «Eran muy jóvenes y por eso lo cuentan con tanta frescura, porque lo vivieron con gran ilusión. Aunque han tenido muchos más años para sufrir la derrota», subraya Quiñonero.

«Di un suspiro de alivio cuando me contaron que era mi padre el que había caído y no Madrid», recuerda Concha Liaño. «Estábamos tan absorbidas por la lucha que no había tiempo para el amor», añade Trini Gallego. Trabajaron, fueron al frente, sufrieron desengaños... Su papel activo no fue reconocido ni siquiera por aquellos que luchaban a su lado. «Todas reconocen que perdieron demasiado, pero aquello fue tan doloroso como emocionante había sido la conquista anterior», reconoce la responsable del programa. Las últimas palabras de Mujeres del 36 resumen la compensación de poder contarlo: «¡Fíjate, qué cosas se pueden decir ahora!, ¿verdad?», concluye con entusiasmo la mujer que recorrió 5.000 kilómetros desde Venezuela para hablar de ello.

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