Monos como Becky (1999) es algo más que un documental y también algo más que un filme de denuncia. Firmada por Joaquim Jordà y Nuria Villazán es un testimonio sincero e implacable sobre lo que se sigue cociendo en el interior de los hospitales psiquiátricos. El director y los protagonistas del filme han vivido en sus propias carnes la experiencia de la locura y la experiencia de ser internados e intervenidos, de tener que reinventarse a sí mismos y al mundo que les rodea...
El filme parte como una aproximación biográfica caleidoscópica a una figura psiquiátrica polémica: Egas Moniz, el psiquiatra portugués (premio Nobel) que introdujo la psicocirugía (con técnicas como la lobotomia en el lóbulo frontal) como técnica terapéutica a la hora de “solucionar” los problemas de los pacientes esquizofrénicos con crisis agudas y violentas. El resultado de la lobotomía, es bien sabido, no es sólo dar la paz al paciente y los que le rodean, sino despojarle a la vez de una parte importante de sus sentimientos y capacidades, convirtiéndolo en un ser sumiso y sin personalidad propia. La práctica de la lobotomía y el ataque de un enfermo mental a Moniz son erigidos como símbolos de la psiquiatría tradicional y de la revuelta desesperada de sus víctimas respectivamente. Como contrapartida el director de Monos como Becky propone a los enfermos de una comunidad terapéutica de Martutene la realización de una función sobre la vida de Moniz y la filmación de un documental sobre la preparación de la función. El resultado es una experiencia enriquecedora que sirve a los pacientes y a los propios creadores (que se sitúan del lado, siempre arbitrario, de la locura) para exorcizar algunos de sus fantasmas más íntimos y para lanzar una arenga lírica y desgarrada a la sociedad sobre la necesidad de la terapia y la atención individualizadas y el diálogo con los enfermos. Un discurso que, en estos tiempos de involucionismo en cuestiones sociales, donde la psiquiatría tradicional parece haberse impuesto definitivamente sobre las interesantes propuestas de la antipsiquiatría, resulta, cuando menos, revulsivo.
Vídeo subido por Roig i Negre
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