El documental Pactar hasta con el diablo (2005) descubre la secreta cooperación entre la CIA y la OLP desde principios de los años setenta hasta nuestros días.
Los Estados Unidos decidieron proteger sus intereses en Oriente Medio a través de acuerdos con la organización terrorista más temida y peligrosa de la época: la Organización para la Liberación de Palestina liderada por Yaser Arafat. Dos importantes agentes palestinos, el Príncipe Rojo y la Eminencia Gris, han cultivado esta delicada relación que llega hasta la propia Casa Blanca. Han sido varios los presidentes estadounidenses que se han aliado con hombres a los que, oficialmente, han sido calificados como terroristas sanguinarios. El primero que dio la orden de pactar hasta con el diablo, fue Nixon, quien ordenó a la CIA infiltrase en la OLP. El agente que logró el enlace directo entre ambos, fue Robert Ames. La diplomacia estadounidense, partía de la convicción de que si no pactaban con el diablo, "no iban a saber absolutamente nada de lo que el diablo estaba haciendo". Por tanto, hablar con ellos era mejor que no hacerlo.
Los palestinos prometieron proteger los intereses estadounidenses en Líbano. A cambio, los Estados Unidos facilitaron el discurso histórico de Arafat ante la Asamblea General de la ONU. La OLP fue reconocida como representante legítima del pueblo palestino. Israel presionó incesantemente para impedir que Washington apoyara algunos aspectos de la causa palestina, así que invadió Líbano y mató a Salameh, El Príncipe Rojo. En consecuencia, las relaciones secretas entre Estados Unidos y la OLP se interrumpieron durante diez años.Arafat fue obligado a abandonar Beirut y los israelitas produjeron la matanza en los campos de refugiados en Sabra y Shatilla. El extremismo islámico se hizo potente. En uno de los casi diarios atentados, murió el agente de la CIA Robert Ames. En opinión del Secretario de Estado de entonces, Robert Pelletreau "la ausencia de comunicación entre Estados Unidos y los líderes palestinos era un perjuicio y un obstáculo para cualquier avance". Decidieron de nuevo abrir nuevas conversaciones. Su interlocutor era el antes terrorista Jibril Rajoub, "la Eminencia Gris".
El presidente Bill Clinton dio instrucciones a la CIA para que dotaran a Rajou y su servicio de seguridad con decenas de millones de dólares. El objetivo era destruir la organización de Hamas. Rajoub y la autoridad palestina violaron los derechos humanos y en sus cárceles se practicó de manera habitual la tortura. Agentes de la CIA participaban habitualmente en los interrogatorios de la policía palestina. Mientras el movimiento de Hamas crecía sin cesar. Pero la "caza al terrorista árabe" no dió el resultado que quería Israel y su ejército atacó el cuartel general de Rajou en Ramala, porque "encubrían a terroristas islámicos". Sharon destruyó el aparato de seguridad palestino. Yaser Arafat murió y los Estados Unidos esperan desarmar a Hamas. Los agentes palestinos y estadounidenses sobre el terreno están de acuerdo en que ambas partes "vuelvan, una vez más, a pactar con el diablo".
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