La guerra del agua (2003), es un documental de Angélica Lazarte y Jaime Iturri que trata cómo en abril del 2000, durante casi una semana, el poder del Estado prácticamente desapareció en el Valle de Cochabamba. La ciudad estaba tomada por la multitud y las carreteras totalmente bloqueadas, a pesar del estado de sitio decretado. El Estado estaba asustado con la impronta cochabambina, y tuvo que retroceder, accediendo a la demanda de anulación del contrato de concesión con el consorcio transnacional "Aguas del Tunari" y la modificación de la Ley de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario. Luego de quince años de neoliberalismo, un movimiento social urbano rural había logrado detener la estrategia de disciplinamiento capitalista desplegada con el ajuste estructural.
El conflicto generado por la privatización del agua en Cochabamba, en el 2000, es un caso emblemático que ejemplifica muy claramente los procesos de privatización del agua, y muestra los grados y las formas de su impacto en los usuarios, pues conjuga la diversidad de factores y tensiones en las que se debate el agua en el mundo contemporáneo. Este caso muestra cómo las políticas financieras y la tendencia a la mercantilización del agua afectan a comunidades locales, sobre todo a mujeres evidenciando una contradicción central que existe en torno al agua en el mundo contemporáneo: privatización versus bien común.
El agua es un recurso vital para los seres humanos y para la naturaleza, es indispensable para la vida y el mantenimiento de los sistemas ecológicos en todo el planeta, y probablemente por su valor estratégico para la vida, es también un recurso muy ansiado por las empresas multinacionales y por el sistema neoliberal que pretende controlarlo e incorporarlo en la lógica de la mercantilización para obtener de él jugosas ganancias. Estas políticas privatistas provocan conflictos sociales y vulneran en su esencia los derechos humanos, los derechos ambientales y la democracia.
El conflicto generado por la privatización del agua en Cochabamba, en el 2000, es un caso emblemático que ejemplifica muy claramente los procesos de privatización del agua, y muestra los grados y las formas de su impacto en los usuarios, pues conjuga la diversidad de factores y tensiones en las que se debate el agua en el mundo contemporáneo. Este caso muestra cómo las políticas financieras y la tendencia a la mercantilización del agua afectan a comunidades locales, sobre todo a mujeres evidenciando una contradicción central que existe en torno al agua en el mundo contemporáneo: privatización versus bien común.
El agua es un recurso vital para los seres humanos y para la naturaleza, es indispensable para la vida y el mantenimiento de los sistemas ecológicos en todo el planeta, y probablemente por su valor estratégico para la vida, es también un recurso muy ansiado por las empresas multinacionales y por el sistema neoliberal que pretende controlarlo e incorporarlo en la lógica de la mercantilización para obtener de él jugosas ganancias. Estas políticas privatistas provocan conflictos sociales y vulneran en su esencia los derechos humanos, los derechos ambientales y la democracia.
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